[REVIEW] Call of Duty: Modern Warfare 3
La nueva entrega de Modern Warfare 3 está entre nosotros y como el deber nos llama, te ofrecemos un extenso y completo análisis de la última creación de Infinity Ward junto a la...
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La nueva entrega de Modern Warfare 3 está entre nosotros y como el deber nos llama, te ofrecemos un extenso y completo análisis de la última creación de Infinity Ward junto a la recien nacida Sledgehammer Games, ambas al servicio de Activision.
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Sin lugar a dudas la saga Call of Duty es una de las series más polémicas y que levanta más polvareda en el ámbito gamer con cada iteración que asoma a las bateas de los comercios especializados. Evidentemente la angurria marketinera de Activision no es bien vista por una parte importante de la comunidad, ya que explotan año tras año y DLC tras DLC esta suerte de gallina de los huevos oro, sin contar con el agravante que supone la polémica salida de Vince Zampella y Jason West de Infinity Ward. Otros prefieren rasgarse las vestiduras en el nombre de la buena moral de las multinacionales que “arriesgan todo” en pos de la innovación aparentemente sin fines de lucro y critican impiadosamente la repetición de la vieja y conocida fórmula exitosa, como también el apetito voraz por el papel verde de Bobby Kotick (CEO y Director), como si fuese el único en este medio que pretende ganar dinero con los juegos.
Más allá de la partida de estos dos sujetos de Infinity Ward, del mar de lágrimas y posteos furiosos de sus acérrimos detractores y de los trolleos por parte del user score en Metacritic, COD como si de un mundo paralelo se tratase sigue girando pese a quien le pese, y cuando todo parecía perdido en su momento fue Treyarch quien puso el golpe en la mesa con el excelente Black Ops, que ofreció un punto de vista muy particular en cuanto al tratamiento de la historia y la narrativa propia de la saga convirtiéndose para muchos en el mejor exponente de la misma. En esta oportunidad es Sledgehammer quien tiene la difícil tarea de hacer la tercera parte de una saga como Modern Warfare que fue creciendo en calidad y despliegue entrega tras entrega.
Para hablar de Modern Warfare 3 quiero dejar una cosa en claro, no me voy a poner la remera escote en V estilo hipster, ni tampoco el morral y la boina snob. Voy a tomar a MW3 como lo que es, un juego que es en muchos puntos tan rústico como lo soy yo y que es claro y conciso con sus intensiones, que no son otras que ofrecer lo que ofrece siempre: espectacularidad y un gunplay tan suave y adictivo que lo torna por demás peligroso para nuestra salud mental. Porque por si no se enteraron MW3 no viene a reinventar la pólvora, de hecho hace uso y abuso (excesivo por momentos) de las escenas scripteadas, repitiendo los trucos efectistas que aprendió a lo largo de la historia de esta serie, como aquel alumno aplicado que repite las tablas de multiplicar de espaldas al pizarrón, inmutado y sin ruborizarse al saberse traga frente a la mirada atenta y acusadora de la clase.
Hasta el motor gráfico es el mismo, clarísimo blanco para las críticas ante una aparente flojera por parte de los desarrolladores y no es para menos: el motor ostenta unos 5 años de antigüedad como mínimo. Más allá de esto podemos atestiguar el mayor énfasis en los efectos de partículas como también de luces dinámicas que le ponen muchísimo estilo y dramatismo a secuencias muy puntuales del juego. Otro cambio favorable se da en cuanto a la estructuras de los niveles ya que en esta oportunidad son varios los caminos que se presentan por momentos para llegar a un objetivo determinado. Sin lugar a dudas, tener un “follow guy” en todo momento que nos apura a avanzar (más notorio en este título que nunca) es una decisión cuestionable pero aún así el juego es el menos claustrofóbico de toda la serie. Donde esta entrega gana puntos es sin dudas en la ambientación: el setting de tercera guerra mundial está logrado con creces, en donde cada batalla en cada escenario tiene ribetes épicos y una escala mucho mayor de lo que veníamos viendo anteriormente, logrando instalar en el jugador la sensación de estar inmerso en un conflicto global con todas las letras.
Las locaciones varían desde Sierra Leona en África, hasta Nueva York, pasando por Londres, Alemania y Francia entre otras, en una épica y memorable batalla con la Torre Eiffel de fondo en donde pese al dramatismo y la adrenalina a la que el juego forzosamente me sometió, no pude dejar de evocar con una grandísima sonrisa el glorioso principio de esa excelente película llamada Team America (que si no vieron desde luego recomiendo que lo hagan). Reconoceremos instantáneamente a nuestro paso los lugares característicos de cada una de estas ciudades: otro punto a favor en cuanto al diseño de los niveles ya que los mismos están construidos con muchísimo acierto, para luego cansarse de machacar cada una de las clásicas postales de ciudad insigne gracias al reguero de bombas, plomo y explosiones a raudales que cada batalla arroja como saldo. Usar el mismo motor de siempre tiene sus ventajas cuando hablamos de performance; acompañando al gameplay que todos ya conocemos por sus virtudes está la magnífica suavidad con la que todo se mueve en pantalla dotando un plus al frenetismo de los combates, pero que también acarrea los clásicos problemas de IA como también el defecto de respawn infinito de enemigos en donde si no avanzamos en el nivel, podemos estar horas y horas tiroteando incansablemente constituyendo éste el mayor defecto a nivel estructural del juego.
Personajes entrañables dirán presente en esta ocasión: el Capitán Price, Frost, Soap y Youri, un nuevo personaje jugable como también Makarov, el malvado ultra nacionalista ruso artífice de esta cruenta guerra mundial. Las escenas por momentos son tan intensas y pretensiosas que pueden llegar a atorar de alguna manera al jugador y en este aspecto encuentro el principal problema de MW3: la exageración de momentos épicos que se repiten uno tras otro sin ningún tipo de criterio de dosificación, lo cual hace que miremos hacia atrás en los anteriores juegos de la serie y apreciemos cómo el pacing de los títulos estaba mucho mejor logrado. En esta oportunidad los momentos que supuestamente son inolvidables están a la orden del día y a la vuelta de cada esquina haciendo que por momentos miremos con cierto recelo a la pantalla, hostigando así al juego con la pregunta ¿A ver con qué me vas a tirar ahora?, situación que rompe un poco la naturalidad y el clima que se supone Infinity Ward quería alcanzar con todo esto, encontrando un correcto balance recién durante el último tercio del juego, finalizando la campaña de una forma absolutamente épica, memorable y sobre todo digna de esta serie.