Luego de tres años de espera Insomniac Games nos propone una última chance de salvar a la humanidad de la extinción en esta anticipada tercera iteración de la franquicia Resistance, exclusiva de Playstation 3, tan exclusiva como este análisis que EDG te acerca para que te enteres todos los detalles de este esperado título.

Mucho más en la nota completa.

RESISTANCE 3

Existe una gran carga emotiva en Resistance 3. Pese a su intrépido ritmo sabiamente balanceado y orquestado, se trata de una aventura por demás emotiva. No es para menos. Han pasado 4 años desde los sucesos de Resistance 2 y aunque se halló una cura para el virus diseminado por las quimeras, es demasiado tarde: el 90% de la población mundial fue arrasada por completo. Aquellos que cuentan con el dudoso beneficio de mantenerse con vida se han disgregado en pequeños grupos paramilitares, algunos con buenas intenciones y otros no tanto, que se encuentran desperdigados por el mapa luchando día a día por mantenerse con vida, bien alimentados y con un refugio que los mantenga a salvo de la ocupante raza alienígena, quienes a estas alturas se encuentran en planes de exterminio de la raza humana.

Dentro de ese 10% restante se encuentra Joseph Capelli, el protagonista de esta entrega a quien conocimos en Resistance 2 y es gracias a aquellas circunstancias que la SRPA termina desterrándolo bajo los motes de deshonra y traición. Decide entonces refugiarse en Haven, Oklahoma para vivir con su mujer Susan y su pequeño hijo, junto con una igualmente pequeña comunidad con la idea de tener una vida “normal” desde luego, dentro de las posibilidades existentes. Esta calma se ve interrumpida con la llegada al pueblo de uno de los tantos “escuadrones de la muerte” compuestos por quimeras, quienes ejecutan a la perfección su plan de limpieza. Joseph como buen hombre de armas tomar, decide levantarse junto a sus compañeros para defender su lugar y con esfuerzo, lo consigue. Antes de que la niebla de la batalla se disipe aparece un viejo conocido: Fyodor Malikov, deseoso de tener una charla urgente con él. Sucede Fyodor descubrió que las quimeras han abierto una brecha espacio temporal en Nueva York utilizando una torre llamada Terraformer, y si bien los usos concretos de ese agujero negro no son claros, hay una cosa que es cierta: la tierra se está tornando cada vez más fría, cada vez más compatible con la temperatura que esta raza alienígena necesita para vivir.

Aunque el pedido de Susan tiene un peso neto importante, es la búsqueda de la redención y de un mejor vivir para su familia lo que lleva a Joseph a separarse de ella y unirse a Malikov en un viaje que nos llevará desde Haven hasta “la gran manzana”. Mínimos conocimientos de geografía nos dicen que el tramo es extremadamente largo, pero muy reconfortante de recorrer. Ciertamente resulta extraño utilizar semejante adjetivo para describir las sensaciones de un juego en donde la atmósfera que se respira es la de la desesperación misma, la desesperanza, el miedo constante. Y todo esto está plasmado magistralmente en la pantalla: desde la construcción de los escenarios; que reflejan lo vacío que está el mundo, lo turbio del cielo ahora dominado por las quimeras; la vida que ya no transcurre en lugares congelados en el tiempo en donde la gente parece haber desaparecido de pronto y sin más. Estas sensaciones también se leen al ver los rostros: el de Capelli, sus compañeros de refugio, nuestra mujer y nuestro hijo, o viendo a los sobrevivientes, quienes tratan de inspirar un poco de fe, de tranquilidad o esperanza ante la presencia de los pocos niños que habitan mientras que al verlos, sabemos qué es lo que realmente sienten por dentro. Detalles como estos acompañan los momentos más reflexivos de R3, que logran hacernos entrar de lleno  en la atmósfera dramática y catastrófica que propone.

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