[Review] PAIN: Saciando tu pulsión de muerte
Imagínense en una isla. Una isla gigante, donde sólo estan ustedes, un grupo de amigos y las palmeras. Tienen toda la playa para aprovecharla como quieran: pueden jugar al futbol,...
Imagínense en una isla. Una isla gigante, donde sólo estan ustedes, un grupo de amigos y las palmeras. Tienen toda la playa para aprovecharla como quieran: pueden jugar al futbol, refrescarse en el mar, comer coco hasta reventar. Todo parece perfecto. Viven sin obligaciones, jefes con reclamos o mujeres histéricas. Sin dudas, estan en el paraíso.
Pero no todo es color de rosa. Poco a poco van surgiendo los primeros roces futbolísticos: que fue penal,
que el partido está comprado, que siempre me encajan a los peores. Luego se nota la ausencia femenina y comenzás a dudar de tus amigos, que a pesar de -siempre- contar cuantas minas se levantan los sábados en los boliches, empiezan a preguntar frecuentemente si queres que te pasen bronceador por la espalda. Por último, LOS COCOS. Estan por todos lados, es como estar en la Isla de Gilligan pero sin ese sombrerito piluso tan bizarro.
Tomando la metáfora de la isla, podríamos decir que la actualidad en el mundo de los videojuegos vive algo similar: los desarrolladores buscan crear juegos singleplayer con una gran historia, complementados con gráficos que te vuelan la cabeza, o centrar todo en un fuerte multiplayer para captar a esa gran masa de zombies que pasa horas frente al monitor, jugando por Internet. Por otro lado tenemos a aquellos que la pegaron con una innovación y deciden sacar 27 millones versiones del mismo juego, con una pequeña modificación para que el grupo de fanáticos que lograron cosechar hasta el momento compren esos mismos títulos (que son más repetitivos que los temas de 50 Cent) y poder así pagar la universidad de sus hijos. Bueno, PAIN vino a patear los estándares de la industria y demostrarles a todos porque no va a ser Game of the Year, pero a pesar de ello, logra dejar su marca y marcharse con la frente en alto.
Aflojando con el hype
¿Qué puede tener de bueno un juego sin historia? ¿Un juego que carece de una jugabilidad que, definitivamente, no marcará un antes y un después? ¿¡QUE CARAJO TIENE DE BUENO PAIN!?
Bueno, ante todo, divierte. Si estan esperando una obra maestra, vayan a la biblioteca a leer El Aleph o pasen por Musimundo y compren Dark Side of the Moon. Definitivamente, Pain no es un juego que sea recordado en el futuro como “aquel título que, a principios de siglo, produjo un cambio tan profundo y revolucionario en la industria, que indujo el suicidio con Cicuta en los desarrolladores de la competencia”. Como dije antes, Pain tiene una única premisa: divertir. ¿Lo logra? Hell, yeah!
Ok, me compraste. Lo quiero.
¡Pero si todavía no dije nada específico del juego! El título en cuestión nos posiciona en un flaco genérico al cual pasaré a llamar Marco Antonio Ramón de los Santos Ángeles Evangelios (aka: Jarvis). Jarvis tiene tanta buena suerte que probablemente su hermano es un exitoso anestesiólogo en Chicago, porque sino no me explico como puede tener acceso a grandes cantidades de morfina. ¿A qué me refiero con esto? Es la única explicación razonable que puede haber para que alguien pueda ser catapultado 150 metros, chocarse de lleno contra un andamio, caer en un tanque de propeno y volar otros 20 metros hasta aterrizar en la vidriera de un comercio, pegandole antes una patada voladora a un mimo que se cruzó en la trayectoria. Sólo alguien bajo efectos de severos alucinógenos puede poner una honda gigante en la calle (también conocida como gomera), subirse en ella y catapultarse sin protección alguna. Y, defitivamente, un sujeto que no está mentalmente sano puede hacer todo eso de manera voluntaria y difrutarlo. Por si no les quedo claro, ese loco es Jarvis.
O sea, ¿el juego es solamente catapultarte?
Sí. ¡Ey, yo les dije que no va a ser Game of the Year! Es más, ni siquiera parece un juego completo, tiene un aire a mini-game como los vistos en Flatout, donde debiamos hacer distintas pruebas con el piloto del auto que salia volando por el parabrisas. Los modos de juego son escasos (pero cumplen, ya que todo el mundo DESEA revolear mimos por el aire), y sólo contamos con un escenario disponible. Pero tampoco se puede esperar mucho de un juego descargable via Playstation Network, basado en la tan intelectual serie de tv, Jackass (es genial como se dan esos tipos). Sin embargo, hay que reconocer que si bien el precio puede ser un tanto caro por algo tan simple y poco variado, vale destacar que el engine Havok está implementado a la perfección y este juego es un MUST para jugar con amigos. Algo negativo para remarcar es que hay otros personajes disponibles, pero para poder utilizarlos se debe pagar… vamos Sony, 10 dólares no es poco por este juego, que quieras robar más con extras no le cae bien a cualquier usuario.
Así como lo es Scary Movie o Supertroopers cuando hablamos de películas, Pain es un juego que realmente se potencia cuando es jugado en compañía de amigos, alcohol o ambos. Jarvis es -literalmente- indestrutible y las piruetas que puede realizar mientras vuela hace que los impactos contra objetos sean mucho más doloros -o graciosos- ante nuestros ojos. Por último, luego del comentario final, les dejo dos imágenes tomadas por quien les escribe (previa redecoración gracias a Havok), para demostrar porque algo tan simple puede sacarte un par de carcajadas y alegrarte cuando estabas sin saber que hacer.
Si bien puede ser simple, la gran interacción con el entorno y la cantidad de situaciones graciosas que se dan durante el juego hacen que Pain sea una gran opción a tener en cuenta para los gamers que buscan pasar el rato y divertirse mientras tanto.
Plataforma utilizada para el testeo: Playstation 3